11.11.04

VARIACIONES SOBRE LÓGICA Y PERUANIDAD


Un peruano dosificadamente lógico podría esgrimir este razonamiento: no es posible que el Dr. Basadre Ayulo pueda ser un plagiador porque es hijo de nuestro más notable historiador de la república.

Si el Dr. Basadre Ayulo fuera una persona capaz de tan extraordinaria falta de sensibilidad: el plagio… entonces cabría la posibilidad de que haya aprendido estas torcidas artes en el seno de su hogar. Estaríamos en frente de un escenario por demás inquietante: gran parte de la historia del Perú tendría que ser minuciosamente revisada. Ergo, ningún peruano que sea hijo de ilustre historiador puede ser un plagiario.

Tan patriótico conservadurismo no ocurre en el Perú. Pero no estoy seguro de si esto será un rasgo afortunado de nuestra índole o no.

Si pensamos en 2 personas a quienes conocemos con cierto grado de intimidad, y se suscita un delito que sólo podría haber sido cometido por una de esas 2 personas, es probable que, basándonos en nuestra percepción de los antecedentes de cada uno de ellos, nos inclinemos a sospechar cuál habría sido capaz de hacerlo y cuál no. Esto es, una especie de juicio previo.

Los humanos suelen hacerlo así, pero sólo algunos creemos, si se me permite la intromisión, que podemos equivocarnos al prejuzgar. Algunos tienen el sentimiento de poseer la RAZON tan vívido y profundo que son capaces de saltar instancias alegremente hasta llegar a la ejecución sumaria del reo.

Es el caso -para qué lo vamos a negar- de la inmensa mayoría de los peruanos que no sentimos temor alguno en crucificar a nadie siempre que sea de nuestra propia nación. No he podido encontrar en el periodismo nacional ni una sóla actitud que se parezca a la imparcialidad, al menos transitoria, ni mucho menos un rasgo de conmiseración ante la desgracia ajena. Nadie siquiera que se haya preocupado por someter a escrutinio los hechos. Nadie en el Perú. Afuera, el supuesto agraviado Tomás Eloy Martínez se somete, con retórica elegancia, a juicio diciendo que está dispuesto a ofrecer disculpas si le demuestran que el artículo se ha publicado con otro nombre en un medio respetable antes del 24-7-04.

Los 2 artículos identificables (cuyos títulos se diferencian únicamente por el adjetivo “vergonzoso”) y aparecidos en Lima el mismo día en 2 diarios distintos, nos imponen a los peruanos una circunstancia muy definitoria. Si esto hubiera ocurrido en Buenos Aires, ocurriría lo mismo pero con una muy probable diferencia: los argentinos hubieran crucificado, por lo menos transitoriamente, al extranjero.

No en el Perú.

Pero tampoco es fácil juzgarnos a nosotros mismos. ¡Hasta podríamos resultar inocentes! Aquí sabemos que no hay castigo para esta clase de delitos. Mas bien todo lo contrario. La experiencia dice que el ser pillado en plagio flagrante es en el Perú es un signo premonitorio de una rutilante carrera en la vida pública.

Así que, lejos de atender a la ilusión de un castigo perdurable, nos solazamos con el goce efímero de la maledicencia. Tal vez sea todo a lo que podemos aspirar.

Por algo el Perú es tierra de remedadores (con perdón de mis amigos Los Chistosos).