8.5.06

IDICE o el arte de la adivinación ( II )

En El Perú las empresas de sondeos políticos se dividen en 2 grupos: las serias e IDICE.

El grupo de las serias se caracteriza por su insobornable imparcialidad y por un núcleo de profesionales de alto perfil. Por esta razón son normalmente muy caras y sus servicios sólo están al alcance de instituciones poderosas. IDICE, en cambio, tiene lazos con el partido aprista y esta parcialidad, aunque no confesa, la aparta de las encuestadoras serias. Además, añade aspectos poco favorables a su imagen con un local institucional ubicado en un barrio populoso de pequeños talleres metal-mecánicos y ladridos de perros, y la única institución que no carece del valor para encargarle encuestas es la universidad Garcilazo de la Vega (que curiosamente también es sospechosa de aprismo). Y nadie sabe en qué pueda aprovecharle a una universidad privada una encuesta política.

Historia de una adivinación
Una de las condiciones para que las adivinaciones sean apetecibles es que permitan que se saque provecho ellas. Otra es que el provecho esté a buen recaudo de las multitudes y a discresión de los pocos y elegidos. Obviamente, esto exige que los adivinos dictaminen antes y no después de los hechos.

Que la difusión pública de las encuestas pueda o no interferir en el libre ejercicio de la voluntad popular es discutible pero, si fuera verdad que IDICE es una emanación aprista, esto indicaría que el APRA cree positivamente que si influye. Otros opinan, contradiciendo al sentido común, que las encuestas sólo proporcionan inocuas instantáneas del temperamento popular sin que ello pueda utilizarse en formar una predisposición a votar por tal o cual.

No fue extraño entonces que en la campaña política peruana de 2006, los sondeos de IDICE hallaran resultados que en numerales u ordinales, de alguna manera favorecieran al APRA. Muy a contrapelo de las encuestadoras serias que con la misma consistencia pero de manera coral, favorecían la candidatura de Lourdes Flores.

Los diarios y televisoras que publicaron en sus primeras planas estos resultados serios, mencionaron los resultados de IDICE, si lo llegaron a hacer, casi con roche. Con la misma convicción con que podrían dar la noticia de una cita con extraterrestres en la playa de Chilca.

En el grupo de las encuestadoras serias, la consistencia y la coincidencia de los resultados, excluía de la carrera al candidato aprista y revelaba la tendencia triunfal de la candidata de UN. Sólo para IDICE, García mantenía indeclinablemente una posición expectante.

A un mes de las elecciones, sin embargo, hasta las encuestadoras serias empezaron a detectar que la aceptación de García crecía, aunque muy tímidamente: era claro que no se trataba de una atropellada. Pero la última quincena previa, IDICE ya daba el 2do lugar a García mientras que las encuestadoras serias lo mantenían en 3ro, aunque admitiendo pendientes inversas en las curvas que no excluían la posibilidad de que éstas se llegaran a cruzar antes del día electoral.

Lo cual finalmente ocurrió: Alan García pasó a segunda vuelta en 2do lugar y desplazó a la candidata que poco antes fue favorita para llegar primera, al tercer lugar.

Pero lo más extraordinario de esta curiosa campaña adivinatoria es que, a pesar de todo, ninguna de las encuestadoras serias se equivocó: a boca de urna, todas las ellas dieron el 2do para García. Ninguna se equivocó. Sólo es justo mencionar el detalle diferencial de que IDICE tuvo a su disposición las artes necesarias para hacer una predicción pública del futuro con la anticipación debida y no después de los hechos, como las encuestadoras serias.

Y no es la primera vez... IDICE ha anticipado certeramente el resultado de 3 elecciones recientes y en todos los casos, oponiéndose a la los resultados de las encuestadoras serias. Quienes creemos en la seriedad y la decencia como valores imperturbables nos hemos quedado perplejos.

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