5.5.06

IDICE o el arte de la adivinación (III)

UNA GUIA PARA ESCOGER ENCUESTADORA
No se ha querido sugerir que IDICE fuera la única encuestadora seria mientras que las demás no lo eran. Se ha querido llamar la atención sobre el hecho de que esta encuestadora aprista (“no seria”), tendría que poseer un argumento secretísimo para ser certera sin necesidad de ser seria. Un argumento infalible para lograr el propósito único y máximo de todo adivinador: anticipar el futuro.

Si descartamos causas sobrenaturales que expliquen estos éxitos, y no nos es posible concebir que IDICE la aprista, posea matemáticos y científicos sociales que excedan la sabiduría de la competencia seria, no quedaría más que afirmar que IDICE basa sus éxitos exclusivamente en su buena suerte. Pero nada garantiza que esa racha de suerte de IDICE continue.

Poniéndose imaginariamente en el trance de escoger la encuestadora de nuestros sueños: la consideración de los resultados nos llevaría a considerar como buena y honrada a una encuestadora que acierta consistentemente. Si no acierta, o si acierta a destiempo, es digna de duda de incompetencia o corrupción. Es claro que este criterio nos obligaría a contratar a IDICE.

Pero si estamos convencidos de que IDICE es sólo una institución suertuda, tendremos que agenciarnos otro criterio para seguir la búsqueda.

EL MONJE, EL ENCUESTADOR Y LA FE PUBLICA

No hay profesión que más precise de una virtud impecable que la del encuestador: si una empresa de sondeos políticos, se tomara libertades con la ciencia para favorecer una determinada opción violentando el testimonio de la realidad, la fe pública sería bestialmente violada. Y la empresa disminuiría notablemente sus posibilidades de supervivencia. Teóricamente, claro está.

El perfecto encuestador tendría que ser fidedigno como un cura. Tendría que observar una moral rígida en su vida pública y privada. Tendría que hacerse patente mediante una especie de sotana que todos reconozcan para que pueda ser permanentemente observado. Y aunque esto fuese factible, sería insuficiente. No es posible tener una prueba objetiva de la decencia. Y la búsqueda tendría que continuar en el terreno de lo subjetivo. No es muy alentador, pero habría que escoger "al que me parezca más serio" para depararnos alguna efímera paz interior.

Las encuestas políticas serían irrelevantes si nunca llegaran a ser publicadas por los medios de comunicación. Si los intereses de un partido político, las encuestadoras y los medios de comunicación, fueran coincidentes, la fe pública estaría indefensa ya se trate de una dictadura como de una democracia. Los mecanismos de defensa con que cuenta la fe pública son insuficientes y no se han actualizado en concordancia al desarrollo de los medios de comunicación. La libertad de expresión y la fe pública y hasta la libre empresa se encuentran en una circunstancia de entrampamiento debido a que no se puede prohibir las encuestas, no se puede prohibir su publicación y no se puede impedir que la fe pública sea deformada.


De hecho, los medios de comunicación otorgan mucho de la relevancia de que gozan las encuestas políticas. Y eso es ya otra historia que nos podría llevar a imaginar un escenario orwelliano en que los intereses de un partido político, las encuestadoras y los medios de comunicación, resultaran coincidentes. La fe pública estaría inerme en dictadura como en democracia.

UN PARTIDO, UNA ENCUESTADORA
Los mecanismos de defensa de la fe pública son insuficientes y reaccionan tardíamente al cambio vertiginoso de los medios de comunicación. Los conceptos de libre empresa, libertad de expresión, fe pública se hallan en una circunstancia de gran confusión.

Y ya que no sería elegante (ni siquiera posible) prohibir las encuestas, o su publicación y por lo tanto no se puede impedir que la fe pública sea manipulada en sus entrañas, nos permitimos plantear tímidamente una solución.

Si nos atenemos a que la única encuestadora con probables lazos partidarios tiene un récord de exitos por encima del estándar... ¿por qué no propiciar la política de un partido, una encuestadora?

La virtud de cada partido político podría medirse por la actitud de sus encuestadoras. La confrontación de resultados versus votación develaría cuánto, y con cuánta concha se desenvuelve cada partido. Y esto sería una gran ayuda para la toma de decisiones electorales.

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